Marzo

Marzo avanza y empieza abril, pero no sin antes despedirse con sus últimos días mostrándonos uno de sus atardeceres más luminosos enredados entre luces cercanas y sombras lejanas. 

Las luces de la tarde todavía se resisten a dejar paso a la penumbra de la noche y las calles están agitadas por la rutina del día a día y las personas se mueven al compás de los deberes cumplidos.

Al fondo del pasillo que lleva a mi cuarto suena en el ordenador  ¨Oh me¨ cantada armoniosamente por kurt cobain y acompañada por Lori Goldston en el violonchelo.

La vida cuando asoma su parte más negativa en los días cortos nos deja a los fríos pensadores el alma sin resuello y con el itinerario palpitando dudosa por las esquinas del siguiente día. 

Desde mi ventana veo a 2 perros, ejerciendo sus jugadas en un cercano árbol del vecino, un pajarillo pardo y con el pico gris se posa en la barandilla de mi ventana temerosa pero decidida de agarrar las semillas que pongo para ellos antes de irme a la preparatoria, desafiándome a mí y a la gravedad.

No es la primera vez que lo veo revolotear por estos contornos y quisiera creer que se sabe seguro ante mi presencia, dado que las palomas ya se encuentran completamente desacreditadas para mí (ratas del aire como les decía mi abuelo) nos quedan por fortuna estos pajarillos que antes de desaparecer con la noche nos visitan antes de que el sol duerma.

Necesitamos constatar todo de nuevo para asegurarnos que lo que decimos, lo decimos con cimientos, con una cuestión de principios de que las opiniones deben fundamentarse a través de la formación e información de quienes las emiten.

Marzo entra en su recta final y sabiendo lo que está por llegarnos siempre avanza henchido de ilusiones nuevas, la ¨magia¨ de estar vivo en un círculo mágico (vicioso) que, al final, otros siempre terminan cerrando y deseando más soplos de vida. 





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Fernando Arellano