Año nuevo.

La primera semana de este año pasa volando sin duda alguna y con ello nuestra vida nueva. Es un tópico que necesitamos creer para intentar mejorarnos y por ende, mejorar el entorno afectivo que nos rodea.

Lo triste es que los cambios son en las formas y casi nunca en el fondo. Nos prometeremos -una vez más- a terminar lo que no de una puñetera vez. Ir al gimnasio para paliar esa barriguita cervecera que tan lejos nos deja de George Clooney. Terminar de ver las películas de culto que te recomiendan y las dejas a la mitad. O para los que fuman, fumar para cortar esa pesada y persistente tos mañanera. Beber con moderación. Terminar ciertos estudios. Le plantaremos de una vez cara al estrés.

Todo posiblemente quede, como siempre, en buenos y vanos propositos. Balas de fogueo que ni tan siquiera llegaron a reposar en la recámara. Es nuestra condición y sin estas falsas ilusiones no podríamos vivir. Pero, ¿porque no intentamos de verdad cambiar en el fondo y no sólo en las formas?.

Por dar unos ejemplos variados; el bajar el listón de nuestra soberbia y vanidad y ser mejores personas. Más humanos en definitiva. y que el aprender que dialogar es antes que nada saber escuchar, que es como realmente se aprende. No tener de manera permanente el "yo" en los labios y cambiarlo por el "nosotros" cuando sea necesario. Mejor tarde que nunca. Engancharnos a la bandera de la solidaridad, la decencia, el esfuerzo y la bondad para intentar mejorar la especie a la que pertenecemos.

¿Que hay mucha tarea por hacer?. Da igual. Tenemos mil formas de mejorar esta Sociedad que nos ha tocado vivir. Bien sea en el seno de la familia. En el trabajo. La vecindad. Los amigos. Y por supuesto con aquellos que nos son afines en sentires sociales, políticos o religiosos. ¿Pura utopía?. ¿Apología del "buen rollo"?. ¿Sermón navideño?. Posiblemente, pero no nos queda otra que intentarlo.

Quién pone su empeño en conseguir nobles ideales y no los consigue, nunca fracasa.

No se pierde el tiempo, se pierden experiencias.

La victoria está en el camino recorrido y los/as que siembran con pasión y cariño, tarde o temprano, recogen el fruto deseado. No intentemos alcanzar la santidad ni ser mártires de ninguna causa. No es eso. Simplemente basta con no hacernos cómplices y participes de una Sociedad que todo lo basa en lo material y lo superficial.

Somos humanos y afortunadamente imperfectos. Pero nunca debemos ser aves de rapiña al servicio de siniestros intereses, y que consiguen que vendamos por unos billletes (o un carro hellcat del año) nuestra alma al diablo.

Feliz año a todos mis lectores y espero que lo que se propongan este año, lo empiecen.










Comentarios

Fernando Arellano