LAS PRINCESAS NO PUEDEN ENAMORARSE DE LOS POLICÍAS

Las princesas no pueden enamorarse de los policías. He dicho. No es una cuestión de estratificación social, ni siquiera de incompatibilidad de caracteres. 

Es que la ley dice que no pueden y con razón. Infinidad de casos avalan el mandato. Kilómetros de jurisprudencia. ¿Acaso tengo qué?

Esas chicas Almodóvar, que en todas sus películas son un poquitín listas y un poquitín bobas.

Las princesas deben enamorarse de señoritos soñolientos que les canten canciones de troba con su guitarra acurrucada en el codo y sus suaves manos bajando y sacando sonrisas a las cuerdas en cada estrofa

Los ojos de los señoritos deben ser color melón claro, sonrisa encantadora y sin olvidar el pelo castaño.

De lo contrario, tampoco son merecedores del amor de las bellas damiselas con corona.

Los policías por su parte no pueden enamorarse de las señoritas que sonríen estando tristes. No existe tal ley. Sin embargo, por sentido común, es una obviedad, pues las señoritas tristes y sonrientes simplemente detestan con todas sus tristezas que siempre son las mismas pero más cansadas, a los uniformados. 

Ellas se enamoran de los poetas o de los ingenieros, de los músicos y pintores callejeros (entre tantas otras almas como las estrellas, los gatos, los colores e infinitos puntos colorados). Pero como los poetas son muy mentirosos y los ingenieros muy frío como los números, las señoritas tristemente alegres se quedan solas.

Lo mismo con las princesas, los policías y los señoritos soñolientos con ojos color melón claro.

Las princesas no pueden enamorarse de los policías.





Comentarios

Fernando Arellano