promesas.

Dijiste que al mar me llevarías.

Dijiste que un libro me leerías.

Dijiste que jamás me dejarías

Y que mi corazón arreglarías.



Dijiste que jamás estaría solo.

Que nadie iba a encontrarse en esos ojos.

Te dije que jamás iba a fallarte.

Y no pude evitar atropellarte.



Hoy todas cosas que tenemos en común fueron promesas.

No hay nadie para hablar de los planetas.

La herida duele más cuando la aprietas.



Son todas esas cosas que dijiste tantas veces y te fuiste.

Es demasiado tarde, ya no existe.

Es fácil comprender por qué estoy triste.



Pensé y no quería complicarlo.

Callé, cuando era necesario hablar.

El resultado es la distancia.

Ahora lo entiendo,

no daba para más.










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Fernando Arellano