Realista sucio.

Mi boca sucia de palabras sangra de tan filosas cosas que salen de ella, soy muchas cosas mientras tú dibujabas música en el húmedo aire, o vaho, que salía de nuestras bocas. Y después yo, junto a esa ventana cómplice, una vez más, de aquellas noches de insomnio me desangraba sin poder distinguir si era dulzura o dolor  lo que sentía, quizá porque el dolor era dulce.

Muchos de mis lectores saben o han adquirido información de mi a lo largo de los tópicos que ya van de años hasta este. Que disfruto más de lo que se debe ciertas líricas y, algunos temas que ya tocaré en próximos tópicos.

El realista sucio, el amargor, el humor negro y la ironía. Otra forma, en definitiva, de ver el mundo, de asomarse a él y dibujarlo impreso en el blanco transparente de la servilleta de un bar.

El escritor que admira a los borrachos empedernidos, bohemios austeros, arrogantes hostiles o al etéreo falaz, viejos Indecentes (que de viejo no tiene nada), realistas sucios.

Escritores que en 3 lineas te mandan a la punta de un barco y terminan con las ganas de decir alguna otra palabra por el miedo de cagarte encima de los pantalones porque te muestra la vida como hecho real, descarnado.

Pensando que tal vez con los ojos cerrados el tiempo correría diferente, intentaba clavarme y desclavarme la primera aguja del olvido peleándose con la del recuerdo. Escribir estas cosas hace estremecer partes de mí.

Hasta el momento todo había sido moderadamente amargo y difícil. Vagar dentro de un barrio de palabras y lagrimas, libros y cuento, relatos y historias donde siempre le hace a uno pensar en las manos que están manejando la baraja dentro de la cual nos encontramos. Esa baraja donde yo soy corazón y tú eres espada. O viceversa. Pero no las manos que los mezclan y los arman.

En esta corte de los vicios llamado el mundo perdimos la libertad en el momento de callarnos lo que sentimos, como si no hubiera suficiente de inventado en nuestras invenciones.

"El vino impide que los sentidos se extravíen" O quizá porque los extravía, uno siempre recuerda que el otro no termina en absoluto a la altura del estómago, y atrayéndose y rechazándose uno no ama pero hace el amor.

Y embriagados de noche, perdidos en el delirio nocturno, ambos pensamos que el deseo cesaría porque no nos amamos...
Puesto que no amamos, el deseo cesaría porque un puente no se sostiene de un sólo lado.
Pero después, ambos sangrando, porque las palabras ya no eran lo único filoso. Se crea un refugio donde se encierra un "Del sí al no, ¿cuántos quizá hay?".

Y no hay por qué mentir hoy, mañana ni nunca.

Eso, estimado lector es el realismo sucio. El saber que hay una realidad de tanta mierda que no te cabe en la cabeza, el poder leer barbaridades a tal grado que dejan de serlo.

Escritores como John Fante, Charles Bukowski, Raymond Carver, Richard Ford y Tobias Wolff muestran como es en realidad la verdad cruda y directa, el reducir la narración con frases cortas y describir de manera soez, vulgar  y objetiva el mundo que rodea la historia.

Y pregúntale al polvo, hijo de puta.









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Fernando Arellano