El niño que soñaba con la muerte: Albert Camus y la felicidad

Le bonheur après tout, est une activité originale aujourd’hui. La preuve est qu’on a tendance à se cacher pour l’exercer. Pour le bonheur aujourd’hui c’est comme pour le crime de droit commun: n’avouez jamais. Ne dites pas, comme ça, sans penser à mal, ingénument: «Je suis heureux». Car aussitôt, vous verriez autour de vous, sur des lèvres retroussées, votre condamnation: «Ah! vous êtes heureux, mon garçon? Et que faites-vous des orphelins du Cachemire, ou des lépreux de la Nouvelle-Zélande, qui ne sont pas heureux, eux?» Et aussitôt, nous voilà tristes comme des cure-dents. Pourtant moi, j’ai plutôt l’impression qu’il faut être fort et heureux pour bien aider les gens dans le malheur



¨La felicidad, al fin y al cabo, es una actividad original hoy en día. Queda demostrado al tener que ocultarnos para disfrutarla. La felicidad hoy es como el crimen de derecho común: niéguelo siempre. No vaya diciendo, así, sin mala intención, ingenuamente: "Soy feliz". Porque se topará en seguida, alrededor suyo, con su condena en bocas caninas. "Con que usted es feliz, joven. ¿Y qué piensa de los huérfanos de Cachemira, de los leprosos en Nueva Zelanda, que no son felices, eh?". Y de repente nos volvemos tristes como mondadientes. Pero a mí me parece que hay que ser fuertes y felices para ayudar a la gente en su desgracia¨


Camus es de mis filósofos existencialistas preferidos. Disfrute mucho el Mito de Sísifo 


(Mondovi, Argelia, 1913 - Villeblerin, Francia, 1960) Novelista, dramaturgo y ensayista francés.

Nacido en el seno de una modesta familia de emigrantes franceses, su infancia y gran parte de su juventud transcurrieron en Argelia.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, su padre es reclutado, herido en la batalla del Marne, y muere en el hospital de Saint-Brieuc el 17 de octubre de 1914.

Albert no ha cumplido un año. Crece en uno de los barrios más pobres de Argel, sin libros ni revistas. Recién llegan a sus manos los primeros libros a través de una beca para hijos de los muertos en guerra.

Con ello llega el Albert inteligente y disciplinado, empezó estudios de filosofía en la Universidad de Argel, que no pudo concluir debido a que enfermó de tuberculosis.

Siento nostalgia de Camus. Me gusta imaginar qué diría de este tiempo triste, lleno de extremismos y populismos. Su mente, siempre equilibrada y llena de lucidez.

Camus lo describe como un curioso epicureísmo o dionisiaco. Su teoría es dura, el mito de Sísifo habla por si solo y no necesita presentación. La vida consiste en una eterna repetición de actividades, hechos, instinto, malestar, necesidad y alegrías.

Podrás decir y que no hay un sentido tras esto, y si uno acepta el absurdo, también puede eludirlo a ratos con la felicidad momentánea. Y si, el vivió algo más ¨intensamente¨, jugo futbol de arquero, estudio periodismo y amores, materializando su pensamiento "Solo nos queda eludir, eludamos para que nada nos duela, porque no nos queda otra cosa o por lo menos, esta es una opción", o por lo menos eso escribo a mi entender.

Camus hace la alegoría comentando sobre el otoño, en especial el otoño en la que las hojas secas se transforman en flores de dicha estación que en realidad cada situación por más difícil que parezca están cargadas de varios y grandes aprendizajes que solo en las dificultades que se te dan día con día se pueden apreciar y hacer cambios trascendentes para así poder valorar los días posteriores a la tormenta.. porque todos sabemos que pronto vienen tiempos mejores.

Esa idea, esa reflexión acerca de las situaciones positivas y negativas que inevitablemente tenemos que vivirlas a costa de vivir, porque no hay noches sin días y tenemos que vivir las noches para vivir el día y así repetitivamente para poder entender la dimensión de lo positivo que tienen los días y magnificar lo que significa, días mejores, días llenos de esperanza, días llenos de trascendencia en la solidaridad con nuestros semejantes, porque al ocuparnos de nuestros semejantes lo estamos haciendo por nosotros mismos.

Este esfuerzo puede llenar el corazón de un hombre consciente para convertirlo y hacerlo más dichoso.

Recuerden que un hombre con principios, si este tienes valores es incorruptible y si es incorruptible jamás le podrán dominar.










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Fernando Arellano