Zygmunt Bauman: el arte de la vida.

No creo que haya sólo una manera de ser feliz y es que si no hay muchas es porque existe una infinidad de maneras y formas de ser feliz.

Hay dos factores que a mi punto de vista que son relativamente independientes, que dan forma a la vida humana y una de ellas es el destino; el simple apodo que se la da a todo el conjunto de cosas en las cuales no tenemos mucho influjo en cuestión de qué es lo que nos pasa a nosotros.. pero no fue causado por nosotros.

Eso es el destino.

El otro factor es el carácter: aunque sea un factor más individual siempre puedes trabajarlo, cambiarlo y si tu quieres mejorarlo ya que gran parte del carácter esta bajo tu control. 

utilizar la palabra destino es para referirse al lugar de dónde naciste y como este, mas tus decisiones, afectaran la manera en como te moverás ante la vida.

Por eso se dice que no existe una formula para la felicidad, porque cada experiencia es diferente y la felicidad es algo que se disfruta de distintas maneras.

La división del trabajo que hay entre el destino y el carácter es tal que el destino establece para ti y en eso no tienes ningún tipo de flujo, por ejemplo si hubieras nacido 20 años antes tu gama de opciones sería diferente; si hubieras nacido 20 años después nuevamente tus posibilidades serían totalmente diferente; si hubieras nacido en un barrio rico tendría una gama diferente, si hubieras nacido en un gueto, siempre serán opciones diferentes pero siempre, siempre hay gamas de opciones diferentes proporcionadas por el destino.

pero las elecciones entre esas opciones son hechas por el carácter y como los tipos de carácter son muchos y diferentes que es imposible dar una ¨receta¨ para la felicidad.

Si una persona te ofrece secretos o grandes posibilidades de cómo ser feliz pues no, no crean en ellos. 

Por otra parte, Zygmunt siempre supo cómo desglosar muy bien en su libro ¨Modernidad Líquida¨ con el nuevo sentido de lo público y cómo se interpone ante varias situaciones el ser un individuo Vs ser ciudadano. El ocaso de la educación para la civilidad, Espacios émicos, fágicos, no-lugares y vacíos y la liquidez misma. 

El término “modernidad líquida” se refiere a la disolución de los vínculos entre las elecciones individuales y los proyectos y las acciones colectivas. El objetivo de la modernidad era la emancipación, la libertad individual, el despegue de una sociedad controladora, totalitaria, uniformadora, homogeneizante.

Asignar a sus miembros el rol de individuos es la marca de clase de la sociedad moderna. En pocas palabras “la individualización consiste en transformar la “identidad” humana de algo “dado” en una “tarea”, y en hacer responsables a los actores de la realización de esta tarea y de las consecuencias (así como de los efectos colaterales) de su desempeño. En otros términos, consiste en establecer una autonomía “de iure” (haya o no haya sido establecida una autonomía “de facto”).

La sociedad moderna temprana desarraigaba para luego poder rearraigar. Mientras que el desarraigo era el destino socialmente aprobado, el rearraigo era impuesto al individuo como una tarea. La diferencia es que ahora no existen esas anclas donde rearraigar ya que se desvanecen en el momento en que comienza del proceso.

Lo “público” se encuentra colonizado por “lo privado”. El interés público se limita a la curiosidad por la vida privada de las figuras públicas, y el arte de la vida pública queda reducido a la exhibición pública de asuntos privados y a confesiones públicas de sentimientos privados (cuanto más íntimos, mejor).

Quizás no sea más que el mayor ejemplo de lo que dice Ortega y Gasset “El hombre no tiene empeño alguno por estar en el mundo. En lo que tiene empeño es en estar bien. Solo esto le parece necesario y todo lo demás es necesidad solo en la medida en que haga posible el bienestar [...]"}










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Fernando Arellano