La muerte de una era.

Todos mis allegados saben que mi género favorito de toda la vida ha sido el grunge; desde Screaming trees hasta Senium, Alice in chains hasta Hole, Pearl Jam, Nirvana, Audioslave, Temple of the dog, Stone temple pilots, Nirvana está por demás y algunas veces Mudhoney. Al anunciarse hoy el fallecimiento de Chris Cornell, líder de la mítica banda Soundgarden, mientras me quitaba los zapatos enfrente del ordenador no pude evitar soltar unas cuántas lágrimas de coraje cuando leía esas lineas.

Muchos dirán que es algo exagerado pero con esta muerte da paso también a la muerte de toda una era, para mí uno de los géneros musicales con el que sientes los sentimientos a flor de piel y la corriente musical que se convirtió en el sello de una época, apaga sus últimas velas hoy.

Cuando uno tiene ya mucho escuchando y degustando varios géneros musicales se da cuenta que cada quien canta diferente, desde diferente sentimiento hasta la energía que ponen en ello. El odio en las letras de Nirvana, la melancolía y el dolor en las canciones de alice in chains, la paranoia en las canciones de Pearl jam, etc.

Las voces de todos ellos que ya pasaron a la otra vida, Chris Cornell con sus gritos y susurros en The day I tried to live, Kurt Donald Cobain con sus graves guturales de rabia en todo el disco de incesticide, Layne Stanley con su voz tan melancólica en Got me wrong y Scott  Weiland con sus largas notas rasposas en interstate love song, hoy el grunge con la muerte de sus cuatro leyendas oficialmente ha muerto.

Con seguridad decimos(los que leen por curiosidad ante un tema de interés)que todos ellos rodeados de indiferencia, con problemas de drogas, depresión, ansiedad y cambios de humor, les gustaba estar solos. Se sabe que en un momento, Layne Stanley y Cobain no salían de sus casas por miedo a la prensa, odiaban la atención mediática y se aislaron, volcándose en el alcohol hasta que causaron su propia muerte. Por la parte de Scott Weiland, nunca pudo dejar las drogas y la mayoría si no es que todos, morían por depresión terminando en sobredosis para morirse y si no lo hacían, se suicidaban por la ansiedad de no querer esperar la muerte.

Cornell, de una personalidad callada, anduvo en silencio durante sus últimos años enfocado tanto en su carrera en solitario como en volver a las andadas con Soundgarden. La muerte de Cornell, tan repentina como inesperada para muchos, sorprendió tanto a sus grandes fans como a su familia. La influencia que el cantautor y para otros un genio, que estuvo en la conformación, creación, experimentación y el crecimiento de la escena del grunge, jamás será olvidado y sin duda, sus canciones y sus más grandes obras de arte seguirán marcando a varias generaciones.


Con el alma hecha pedazos siendo el joven nunca comprendido, siempre esperando ver el Sol con el agujero negro.

Jamás se volverá a ver una voz tan fríamente cálida como la de Chris Cornell, ni ahora, ni nunca.

¡Grande Cornell!





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Fernando Arellano