25 años en el nirvana

25 años ya de la partida  del portavoz  de toda una era, una generación. El genio que estaba destinado a morir y en este caso, suicidarse. 

En la década de los 90 el pop y el glam invadían la radio y la televisión; es por eso que cansado de lo mismo y con muchas ganas de innovar, nació en Washington, Estados Unidos, la que quizá es la banda más representativa del grunge, Nirvana.

No debe de resultar sencillo reaccionar con naturalidad o fingir al menos una sonrisa conciliadora, cuando eres Dave Grohl (ahora líder de la banda foo fighters) o Krist Novoselic,  has vendido más de diez millones de copias del Nevermind, tu grupo ha pasado en un abrir y cerrar de ojos de la escena alternativa a las radios y televisiones de todo el planeta y, de repente el que compone, canta y toca la guitarra llega un día al estudio ebrio, drogado y sin dormir te dice que el título de una nueva canción  será “Me odio a mí mismo y quiero morirme”.

Y es que a veces la vida consiste precisamente en eso...

En consumirse con violencia e intensidad.

Como la llama nerviosa de una vela, hasta lo dejó escrito en su nota de suicidio haciendo suyo un verso de Neil Young: “Es mejor arder que apagarse lentamente”.

Escribió sobre la muerte, el dolor, el delirio, la inseguridad y el resto de toda esa mierda que lo atormentaba.

Sobre su muerte se ha especulado en infinidad de ocasiones, pero si hubo alguien que quiso poner fin a la vida de Kurt desde que éste era apenas un crío fue el propio Kurt Cobain. 

‘Bleach’ (su carta de presentación) ‘Nevermind’ (su éxito mundial) e ‘In utero’ (su trabajo experimental) fueron considerados de los mejores discos de la época y quedarán siempre en nuestra memoria.

Quizá Nirvana no fue la primera banda del género grunge, ni Kurt Cobain el genio que la música necesitaba, sin embargo sí fueron los que hicieron las cosas correctas y supieron evolucionar para que su mensaje llegará a más gente.

Kurt Cobain era uno de esos talentos inigualables cuya genialidad, como antes le había sucedido al pintor Francis Bacon o la escritora Alejandra Pizarnik, entre otros, estaba estrechamente vinculada a su autodestrucción.

Toda una declaración de intenciones. Por fortuna, y previa charla con Novoselic, Cobain acabo desistiendo y el último álbum de estudio de Nirvana se llamó finalmente In Utero. La peligrosa relación del músico con la muerte, sin embargo, se mantuvo inalterable.

Hay en ello algo descorazonador y paradójico. Aquello que le hacía ser quien era, que sentía en cada latido como una herida abierta, que le servía de filtro extraño en su interpretación de la realidad, aquello que le hacía ver el mundo de una forma única pero despiadada y que se había convertido en el motor principal de su relato...

Era lo mismo que acabaría con él.

Que los sentimientos, miedos y obsesiones sobre los que se construye toda tu obra desemboquen trágicamente en el fin de tu propia vida entraña una dolorosa contradicción.

Kurt se suicidó de un disparo el 5 de abril de 1994.

El vocalista de Nirvana decidió acabar con su vida tras haber sufrido enfermedades crónicas como la depresión y adicciones a sustancias como la heroína.

Kurt Donald Cobain, por lo que tengo entendido con sus letras, con su ira y energía en el escenario no tenía intenciones de suicidarse porque él ya estaba muerto.

Un hombre arrastrado contra su voluntad hacia la gloria a través de su propia autodestrucción


Gracias totales, pequeño boddah.




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Fernando Arellano