Sed de ti

Estaba escuchando Homeshake, en el balcón de mi casa hace unas semanas. Tenía una pequeña bocina de esas que venden en los semáforos y creo era el segundo o el tercer vaso de whisky que pasaba por mi garganta. Estaba sólo en la casa entonces. Iba bebiendo lentamente mientras pensaba la inmortalidad del cangrejo y fumando un puro de esos baratos.

Las horas siguen pasando y no puedo conciliar el maldito sueño. Qué haces cuando junto a la sombras los deseos me ladran.. cuando el viento murmura pasiones al pegarte en la cara.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados.. cabes perfectamente en una copa clavada a mi lengua. La obscuridad más honda y la más callada, con muchas ganas de invocar con movimientos repetidos rituales como aullidos de lobos deseosos de sangre, la luna llena de tu cuerpo.

No aguanto más las ganas de contemplar tu desnudez. Tenerte frente a mí para dejar en ti quieta tu edad y sus preguntas a la luz de las velas. En lo más profundo de mi mente hay un lugar donde el deseo y la tentación de lo prohibido quiebra todo límite y se intensifican los deseos más perversos.

Todavía recuerdo aquella noche en el baño. Ese cuarto tan pequeño que apenas cabíamos los dos, mientras lamia tu nariz y con mi mano te tocaba los genitales suavemente, casi sin fuerza. ¿Qué pensabas aquel día? Sólo hacia que mi dedo índice apretara entre tus labios, sobre el clítoris.

Y mientras lo movía con rítmica cadencia podía sentirte.. podía ver tus mejillas rojas y tu boca llena de saliva mientras me acariciabas las pelotas sin bajarme los pantalones, y apretaba más su cara contra la mía, entre la puerta, jadeando y meneando el dedo como siguiendo una banda sonora. No dijiste una sola palabra.. solo jadeabas como un perro.

El deseo de ver nuestros cuerpos unidos se va consumiendo con este puro barato mientras me agarro la cabeza y miro hacia el cielo, las malditas estrellas no dejan de brillar este lugar sólo me trae recuerdos. Es un lugar donde te beso con intensidad y te quito la ropa con brusquedad. Pierdo todo sentido del límite, me dejo llevar por mis instintos salvajes.

Un torbellino de sensaciones aumentando la chispa inicial que se convertirá en fuego, el fuego de la pasión que consumirá nuestro ser que detendrá el tiempo y desaparecerá el mundo que nos rodea, sólo estamos nosotros dos. Los dos platicando de lo que hicimos en la semana, estar sentados en la cama hablando y que en unos segundos las manos que antes las usaba para hacer ademanes mientras te contaba mi día ya las tenía en tu cuello, mirándote fijamente y quitando los botones de su camisa.

bajar las manos por tu espalada, caderas y cuando llegue a tus rodillas separarlas y acomodarme entre ellas con un lento manoseo y besos cadenciosos hasta sentir la conformidad en su vientre, apretar sus nalgas y acercarme bruscamente a su boca de nuevo, sentir su lengua entrar en mi boca, la sensación de sentirla cerca y verla arquear su espalda al compás de los movimientos de mis manos, pegar sus pechos a mi rostro y sentir sus pezones duros.

Mientras la garganta me arde a cada trago, mientras la botella va quedándose vacía, ardo en los deseos de carne, quiero marcar tu cuerpo a besos. Empezar en tus labios, seguir por tu cuello y deslizarme por tu pecho, hasta alcanzar tu sexo. Quiero hacerte sentir de nuevo la sensación de morir en vida calcinado en fuegos de sudor. Quiero sentir cómo te contorsionas mientra mi cabeza está entre tus piernas. Quiero escucharte gemir como un gato viendo a la luna pidiendo comida a fantasmas de paso.

Deslizar el borde de la mano entre los labios de su sexo y después llevarlo a la boca mientras reprime sus jadeos, Sí. Notaba mientras tenía mis dedos adentro el palpitar después de la caricia. Sus pezones estaban perfectos para lo que iba a hacer. Lamerlos y succionarlos hasta dejar dos botones duros y violáceos. 

Se acaba la botella, el puro se está consumiendo por igual.. empieza el tornasol azul con negro en el cielo. La distancia que me separa de tu boca, de tus labios, mantienen latente la tentación, alimentando sucios pensamientos que, cada noche, se manifiestan por las ganas de que vuelvan a pasar.

Eres el demonio que me invita a pecar, tu sola presencia es suficiente para atraparte, ponerte contra la pared y dejar que nuestros labios se encuentren. No tengo control, no tengo dominio sobre mis manos que no pueden saciar esta sed. Ya estoy condenado, imaginando cada noche en el balcón sin saciar esta maldita sed.

Sed de ti. 


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Fernando Arellano