El artista de la oreja cercenada.

¨ Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el día en que la gente reconozca que valen más que el dinero que costaron los colores para pintarlos ¨

VINCENT VAN GOGH

Van Gogh fue un caos y un completo infortunio. Fracasó en todo lo que la sociedad de su época consideraba importante: fue incapaz de fundar una familia, incapaz de ganarse la vida, e incluso incapaz de entrar en contacto con sus semejantes, pero, como pintor cambian muchos las cosas.

El encontró un sistema de escape, para introducir el orden en su propia vida. Frente al caos de la realidad, sus pinturas eran el instrumento que regulaba su mundo, en el que evidentemente no encajaba. 

No es que quisiera escapar de la realidad - o sufrirla en silencio - si no hacerla comprensible.

Admiro bastante a esta persona, por el cómo veía el arte, que en cuya consecución el cual no escatimó esfuerzos y por el que definitivamente no arriesgó su existencia, Van Gogh logró a mi parecer, una síntesis no alcanzada nunca por ningún otro artista de la edad moderna (Sin rencores, Botero) la vida y el arte fueron para él una unidad inseparable, y con ello convirtió en realidad un antiguo sueño de artistas: Crear arte no significó para el nada menos que pintar esa vida.

Yo como artista, pintor y ser humano, reflejo en mi arte ilustraciones de plenitud y soledad, anhelo y desesperación, amor y desosiego, dedicación y escapismo, armonía e inquietud, proximidad y lejanía, perpetuidad y transitoriedad. Pero el con su arte refleja todo eso más el color, la línea y composición, ese elemento del estilo artístico que deja, el color como aliento vital a los verdes objetos que servían como sabia, la línea con el dinamismo existencial y la composición como morada de los sentimientos y los conceptos del mundo.

Con su arte quiso siempre consolar a los demás – el, que tanto hubiera necesitado consuelo.

Amó el mundo y la vida, en donde nunca pudo satisfacer el amor que buscaba…

Sufrió por un mundo que acabó haciéndole pedazos, y con su arte creó su propio universo, un universo nuevo, lleno de color y de movimiento, que encerraba toda su sabiduría sobre el destino.









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Fernando Arellano