Hablando con el cielo.

Llego sin ganas de nada a verte una vez más, cambiando las mismas flores que dejé hace un mes y medio. Recuerdo esas luchas que teníamos el uno contra el otro, ya ha sido ganada, lamentablemente no la gane yo, ni tú, la ganó el tiempo.

 Tanto tu bando como el mio regresó orgulloso en si mismo portando estandartes de victoria, cuando yo tenía y escondía mis estándares de la derrota. ¿Cómo le ganas a algo que ya no existe? 

Sin saber el cómo, el olor a mandarinas y azahar de algún lugar me lleva a tus ojos de nuevo, consigue llegar hasta el lugar donde voy. Y sólo recuerdo las palabras de ese sueño.

¨Prométeme que no me olvidaras, aunque las cosas te vayan bien. Aunque pase mucho tiempo y pienses que ya no importa. Aunque te creas que ya no existo y creas que te mientes.¨

Sólo las personas que no olvidamos están vivas, solo viven las personas en las que pensamos.
Es un agujero. Es una pagina en blanco donde mueren las palabras, donde mueres tu si nadie te recuerda. Lo siento mucho pero nadie nos recordará.

 Ya estamos otra vez! Apareciendo y despareciendo. Como el eclipse de luna - si claro - pero del lado oculto, el lado que no existe de la luna. El lado de la cuna donde ocurrían las pesadillas, donde jamas querías dormirte, donde jamas querrías morirte. 

Donde no estabas, donde no existías, en el lugar que estuviste ese día.

Desapareciendo y apareciendo. Despertando y durmiendo.

El limbo donde van los objetos inanimados cuando nos olvidamos de ellos, el sitio que nos olvidamos que no existe para no desaparecer olvidados.

Esta noche nos dormimos, y nuestro cerebro nos sueña. 

La oscuridad ha conseguido desplazarme a la luz para que pueda seguir en la cama todo lo que quiera sin preocuparme de nada mas que de sentirme. 

Siempre sueño contigo, estaremos todo el tiempo que queramos soñándonos, haciendo ruidos sin necesidad de palabras, despertándonos a la vez de cuando en cuando para mirarnos a los ojos, hipnóticos tu y yo, sonriendo, para luego volver a cerrar los ojos y sentir esa tranquilidad de querernos tanto.

Todo seguirá perfecto como siempre. Hace un tiempo que el edredón se encargo dramáticamente del frió y de la mañana. Ya tenemos todo el tiempo del mundo para que todo lo demás, no importe. Solos tu y yo y todo lo que queramos querernos, mientras sea hablando con el cielo.











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Fernando Arellano