Futuro sin futuro.

Estos tiempos que nos ha tocado vivir son complejos por estar repletos de incertidumbres y desosiego. Los seres humanos basculan - o al menos debían hacerlo - entre las experiencias del pasado y las expectativas del futuro. El presente siempre es un paréntesis entre lo vivido y lo que está por vivirse.  

Ahora ya todo se enmarca en un preocupante presente y un incierto futuro. Para muchas personas salvar el día a día se ha convertido en su principal preocupación y saben que planificar el futuro es algo que solo está al alcance de la demagogia de los políticos.

Me he preocupado estos días de leer algunos ensayos interesantísimos de expertos internacionales (evidentemente también nacionales) llegando a la triste conclusión de que el futuro y el progreso para el común de los mortales no irán cogidos de la mano. No se trata de contextualizar el pesimismo sino de elaborar tesis realistas que, partiendo de donde y como estamos, nos permitan cambiar el rumbo y el sentido de las cosas.

Lamentablemente las reivindicaciones y posibles “soluciones” van a estar en manos de “populistas” de todo cuño y condición. México está siendo ninguneada por políticos oportunistas y corruptos con la aquiescencia de socialdemócratas y conservadores que, en lo personal, nada de eso tienen. 

Un ejemplo es España: los “nacionalistas” periféricos someten a el país a todo tipo de chantajes y presiones. Progresar, lo que se dice progresar, aquí solo lo harán los que van dentro de la máquina de vapor. Todo, absolutamente todo, envuelto en las enredaderas de las eternas promesas incumplidas y los líderes de mentirijillas. No solo es que corran malos tiempos para la lírica, sino que la lírica ya forma parte de la cultura de nuestros ¨abuelos¨.

Las pocas personas que he conocido por este medio son personas mayores a los 25 años, de hecho se impresionan al tener a un jóven de 18 años por estos medios, claro, hay personas de 20 y 22 años hablando de cosas actuales que no son muy ¨importantes¨ para la lírica: videojuegos, ropa más costosa y reseñas de las reseñas de la vida de famosos populares recientemente, en nuestro tiempo es lo que domina a los lectores jóvenes. 

¿Futuro sin porvenir?; ¿Porvenir sin futuro?  

La pregunta, como siempre, está en el viento.  Mal vamos cuando en este país una Ministra se encomienda a Dios todo poderoso para solucionar el grave problema del Paro y otra lo hace a Nuestra Señora Virgencita de Guadalupe para que los aviones no tengan problemas técnicos.

Lo confunden todo con la vana esperanza de confundirnos a todos nosotros. Puede que sea verdad que la Fe mueve montañas, pero no pueden justificar su inoperancia con las creencias religiosas que predominan en la mayoría de personas que votan por esos partidos políticos. Ya sobran estas permanentes sobredosis de demagogia.  El mañana es hoy y, lo peor, es que ya también es el ayer.







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Fernando Arellano