¡50 años de Bunbury!

A bordo del viaje a ninguna parte, comandando su Pequeño Cabaret Ambulante y a los Santos Inocentes, Enrique Bunbury ya tiene un andar bastante largo, ya fuera con Héroes del Silencio (de 1984 a 1996 y en la reunión de 2007) o en solitaro (desde 1996 hasta la actualidad), Bunbury ha cimentado una trayectoria pétrea y personalísima, evolucionando desde el rock hasta el tango, pasando por todo tipo de géneros con la única condición de que resulten palpitantes y, a poder ser, sangrantes.

Aunque muchos seguidores aún esperan con nostalgia el posible reencuentro de la banda, otros siguen apostando por el estilo rock and roll que el español proyecta como solista.

Desde 2014, Bunbury dio a conocer que estaría en una especie de retiro temporal. En aquella ocasión anunció cancelaciones de conciertos y reapareció en el Vive Latino de hace un año ante más de 80 mil personas.

Su carrera como solista ha tenido altibajos desde que comenzó con su Radical sonora hace casi 20 años. Porque fue un giro electrónico, más movido que sacó de sus casillas a los fanáticos de los Héroes del Silencio, desgraciadamente esto hizo que Radical Sonora no fuera bien recibido, incluso con canciones como Alicia (Expulsada del país de las Maravillas), Salomé y Servidor de nadie.

Fue hasta el disco Pequeño donde por fin se sacó la espina y se echó a todos a la bolsa, donde imprimió música mediterránea, ranchera, minimalista y todas sus influencias. Hasta 2002 entró al terreno comercial con Flamingos y su gloriosa pieza Lady Blue. Siguió el éxito con El viaje a ninguna parte, un material conceptual de 2005 donde Bunbury contó sus viajes.

A partir de ahí ya Enrique tuvo su carrera más sólida, que después se desplomó, pues sus siguientes álbumes no fueron del total agrado de sus fans, hasta que sacó su MTV Unplugged con colabo­raciones como Draco Rosa, Vetusta Morla, Carla Morrison y León Larregui, duetos que gustaron, pero jamás dieron la talla como la mancuerna que hizo junto a Nacho Vegas en el disco El tiempo de las cerezas.

Su actividad es esporádica desde hace unos años, de pronto sale con la sorpresa de un disco nuevo, sencillo inédito, libro o cualquier sor­presa que se le ocurra.

No, a Bunbury no le faltan las canciones, pero hablamos poco de ellas, de “Alicia”, “Infinito”, “Vámonos”, “El viento a favor”, “¿Dudar?, quizás”, “Sácame de aquí”, “Lady Blue”, “Y al final”, “Si”, “El rescate”, “Canto (el mismo dolor)”, “Hay muy poca gente”, “Irremediablemente cotidiano”, “Las consecuencias”, “De todo el mundo”, “Puta desagradecida”, “Más alto que nosotros solo el cielo”, “Una canción triste” o “Todo”, por citar únicamente unas pocas. Ineludibles para algunos de nosotros, mis clásicos personales.

Es un hecho que no volverá con Héroes del Silencio, en 2007 hicieron una gira y Bunbury dejó en claro que fue el adiós definitivo del grupo que lo vio crecer y que dio clásicos como La chispa adecuada e Iberia sumergida.

Hoy, Bunbury cumple medio siglo con sus grandes canciones, el mutante errante de las líricas jamás escritas nos deleita desde siempre, ha prevalecido aquel estereotipo de arrogancia sumado a su manera de entender el directo y ese jugar con la imagen de cada lanzamiento.

"Despierta, todo ha cambiado, nada es como habíamos imaginado. Esperas a que alguien mueva, pase lo que pase, no quedes fuera. Hoy te sientes distinto, porque eres distinto, lo que fue siempre lo mismo hoy cambió". Desafiante época rockera para la crisis de las ¨criaturas de rubí¨. 

¡Que nos dure otros 50 años más!











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Fernando Arellano