Decíamos...

El frío y oscuro noviembre melanlcohólico pasó página este año y como el que no quiere la cosa este complejo, difícil y aberrante año 2017 está apurando sus últimos días. Hacer balance a estas alturas de lo que me ha salido bien y me ha salido mal es una tarea bastante compleja y siempre estará sujeta a las circunstancias personales de cada uno. 

Sólo, eso si, constatar que a ciertas edades el paso del tiempo se produce a una velocidad de vértigo.  Mis semanas que siempre empiezan con Lunes del día eterno a domingo día corto más que correr vuelan y cualquier intento de ralentizar el paso de los días se presenta como una tarea tan imposible como inútil.  Mi vida sigue creciendo más que adecuadamente y, por fortuna,  mi círculo afectivo más íntimo aguanta impertérrito los vaivenes de la vida y sus circunstancias.

Soy, que no es poco o me siento mejor dicho alegre, me siento alegre por estas fechas y soy ¨feliz¨ dentro de lo que cabe a pesar de las recientes caídas que creo nunca terminan. Seguimos disfrutando y padeciendo una historia que siempre será el epicentro de nuestras emociones más nobles.

Se va un año donde la tecnología no avanza mas que en celulares y artefactos de ocio y también el Mundo de la música ha experimentado sensibles pérdidas. Gloria eterna a aquellos que con su Arte consiguieron que nuestras vidas  fueran más placenteras y que supieron arañarnos las paredes del alma.

Estamos dentro del Tiempo de Adviento y siempre será una ocasión especial para sacar a pasear al niño que todos llevamos dentro.  Ponerse sentimental una vez al año no hace daño. Estas fechas son propicias para ello y nunca debemos reprimir los sentimientos que nos atan eternamente a nuestros seres queridos, padres, hermanos, amigos, novia, hermanos y por qué no hasta el perro.


Dentro de pocos días empezará en la vida de cada uno de nosotros un nuevo año y lo hará como pasa siempre. 


Decíamos ayer...





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Fernando Arellano