Thrasher: Skateboard Magazine de luto.

Jake el hijo de puta phelps

Toda mi vida he patinado, desde que tengo memoria mi padre me puso en su antigua ¨elborn¨ skateboards y me empujaba agarrado de la mano. 

Mi primera tabla fue una Plan B, ¨weeding¨ de Torey y unas trucks Independent heredados por mi padre que los guardo con cariño en la vitrina. A los 12 años fue el ¨boom¨ de es pasión y entré al mundo del skateboarding de lleno.

Revistas, vídeos semanales de thrasher, Hall of meat, los vídeos de Emerica, las B-sides, los viejos discos de papá con vídeos de osiris y circa cuando usaban esos tenis enormes y pantalones super anchos.

Veía entrevistas, reportajes, y en los mismo vídeos siempre daba sus puntos de vista ¨No usen Thrasher magazine si ustedes no patinan¨ con ese punk hasta el final y defendiendo su legado de patinador hasta el final, Phelps era un ícono de San Francisco hasta lo que llegué a entender, a menudo visto patinando por la ciudad en su modo preferido de transporte: una patineta destartalada. 

También dijo a la California Sunday Magazine en una entrevista de 2016 ¨Mi primer contacto con el concreto fue a mis 13 años en san francisco, fue el putazo a primera vista más hermoso¨

En fin una época y una parte que ha marcado la vida para siempre no sólo de mi, de muchos. El ilustre, creador y artesano de los primeros escalones a la introducción de las bolas de cañón humanas.

Durante más de dos décadas, Phelps dirigió lo que muchos consideraban la biblia del skateboarding. El editor con sede en San Francisco también fue un estimado patinador, que se lanzó por primera vez en cuatro ruedas a los 13 años.

Este es un gran golpe para el mundo que gira entorno al skateboarding... todo lo que nos ha dejado hammerheads, black flag, raspones, moretones, vómito, cerveza, tabaco y el mítico skate and destroy. El legado de Jake vivirá para siempre a través de nuestra cultura.

El mundo del skateboarding está de luto.

Jake Phelps era 100% patinador, pero esa etiqueta lo vende demasiado corto, porque más allá de su enorme influencia en nuestro mundo, era verdaderamente un individuo más allá de este mundo. 

Cuando los seres queridos pasan, a veces mitificamos sus vidas llenas de amistades y experiencias. A veces tenemos que convencernos a nosotros mismos de creerlo todo. Nos hace sentir mejor y nos ayuda a enfrentar la pérdida.

Bueno, en el caso de Jake, la tarea se convierte en concentrarte en cuántas vidas podría vivir una persona. Realmente lo vio todo, lo hizo todo, y ese increíble cerebro suyo pudo deleitar hasta el último detalle.

Pero la mayoría de ustedes que leen esto ahora se identifican principalmente con Jake Phelps, el patinador y editor de nuestra revista (Thrasher), por lo que les dejo con esta verdad: nunca conocí a nadie que ame algo más que a Jake adoraba el skate.

Justo cuando necesitamos comida y agua para sobrevivir, Jake necesitaba patinar para mantener su sangre bombeando. Era más que un pasatiempo, una forma de transporte o una forma de vida: era su oxígeno. Aquí hay otra cosa. Jake nunca abandonó. Jake se cerró de golpe.

Y hay una gran diferencia. Solo conocía el compromiso. Lo iba a hacer sin dudarlo, y solo había dos resultados. O verías su puño triunfante bombeando en el aire o sería una colisión temblorosa con el concreto.

Recuerdo que una vez me dijo que nunca caía hacia atrás, que siempre caía hacia delante. Inclinarse hacia atrás significaba que había vacilación y el golpe era más fuerte y esas cosas, Jake estaba en todo.

No había mito. El hombre era el mito. Te amamos, Jake.


—Tony Vitello


T h r a s h e r  





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Fernando Arellano