Aburridos destellos.

Pasa el tiempo y todo es cotidiano en la conjunción de ambos, es una normalidad predestinada y dicha a reproducirse una y otra vez todos esos patrones que no tienen el mismo tono como la primera vez que los escuchas.

Cuando pasa el tiempo, pero no tienes esa ¨normalidad¨ ese patrón que tanto agobia cada vez más va perdiendo cotidianidad, como tienes tanto que ya no lo ves, que no lo reproduces y vuelves a rozar un poco después de meses hasta te preguntas el ¿por qué dejamos de hacerlo?

Sientes que es nuevo, mucho mejor y hasta nuevos sentimientos florecen pero muchas veces se confunden y dices bueno, quiero volver a sentirme así como me sentí al volver a rozar esas cosas que extraño..

La ironía de los destellos entre ambos, es que ese destello tan bonito que se tuvo después de tanto tiempo sólo pudo existir y pudo ser posible porque ya no existía esa cotidianidad, esa normalidad predestinada, ese patrón que se reprodujo muchas veces.

Paradójicamente volver a la ¨normalidad¨ nos perdería esa capacidad de volver a esos destellos que tanto nos gustan y la caída retroactivamente es lo único que construye el valor de lo perdido, en este caso, el hecho de haberlo tenido, perdido y el hecho de tener ese destello es lo que construye ese valor.

Esos destellos intensos, increíbles y tan emotivos en aquel entonces no son muy diferentes a los que son en la cotidianidad, en ese patrón que se vive actualmente pero el hecho de que no había normalidad y cotidianidad es la prórroga a lo predestinado. 

¿Y qué esta mal? sobre la gente enamorada de los destellos, sobre la gente que se enamora únicamente de los momentos y no del sentimiento. ¿Por qué se repite continuamente? dejar que pase un tiempo.. volver, dejar que pase otro poco y volver de nuevo, perder para darle valor a lo perdido.

El placer es aquello que se percibe entre el contraste y la armonía, cómo algunas personas parecen ser lo que siempre he estado buscando y el por qué

No por quién es, sino por aquello que mi deseo, por más inconsciente que sea, pueda inventar en ellos y en toda cosa a la cual le doy valor desde la perspectiva propia.

Que el deseo use al otro como lienzo para crear arte, a veces algo tonto, romántico, soso o abstracto y obviando lo claro de que no todos los lienzos son iguales y algunos se prestan a ser usados y otros simplemente no pueden ser lienzo de imaginación. 

Aún más complejo es pensar que eso que usas como lienzo para proyectar tus deseos, hace lo mismo contigo. 

Qué agradable coincidencia, ¿no?.. cuando los inventos de ambos deseos coinciden aún cuando son cosas totalmente contrastadas y contradictorias pero se termina en el bucle de ideas

¿Cómo no enamorarme de ti? Después de todas las virtudes que te inventé, como si mi inconsciente me jugara una broma inventé en ti todo lo que quería y deseaba, te di a la imagen y semejanza de que eres y tienes todo aquello que busco en una persona.

Fue una profecía auto-cumplida.

Enamorado me separo del mundo y lo hago tan irreal porque fantaseo. Al mismo tiempo entregado a estas nuevas imágenes e ideas todo lo real me asusta. Al principio irrealizo, luego desrealizo y cuando digo tú me refiero a ti, pero cuando escribo ‘tú’ me refiero a mí, a un tú que tiene que ver más conmigo que contigo.

Paradójicamente el volver a una normalidad vuelve estos destellos aburridos.. ¿es que solamente te has enamorado de los destellos? Tal vez sea un ciclo vicioso de tiempo y dicha, tiempo y dicha.. dándole valor  

¿Por qué ese irremediable placer? ese placer que se percibe entre contraste y armonía de las cosas que da un toque ¨rico¨ un toque denso, suave pero a la vez que puede quitar el aliento. Es porque ese tiempo deja que acumule el contraste que se necesita para dar destellos de armonía y tener esa dicha y ese grato placer..



Lo malo de todo esto


es que es tan fácil romantizar lo que nunca fue..


Y tan difícil dejar pasar



lo que siempre se deseo hacer 








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Fernando Arellano