Afortunadamente Imperfectos.

Los seres humanos somos imperfectos por así determinarlo nuestra propia naturaleza.  Un compendio en nuestra andadura terrenal de luces y sombras.  La perfección no existe ni incluso en la suprema obra de algún ser mitológico o de religión. 

Acertamos y erramos. Nos caemos y nos levantamos. Herimos y nos hieren. Queremos y nos quieren (Aveces no). Hacemos padecer y nos hacen sufrir a nosotros. Provocamos  y somos provocados. Amamos y somos amados(Aveces no x2). Enfermamos y sanamos.  Todo envuelto en una cierta dualidad que, para los que aún la conserven, tendrá a la conciencia (y a Dios para los creyentes) como juez supremo. 

Dejar en nuestro paso por la tierra una estela de bondad, solidaridad y cariños compartidos debía ser nuestro principal objetivo. Ser recordado en definitiva como una buena persona se nos debe configurar como nuestra meta más noble. Siempre será preferible equivocarse de buena fe que acertar a través de la inquina. Ser bien recibido en todas las casas es tarea tan imposible como utópica. 

Puede que sea verdad que el equilibrio de nuestra personalidad sea el resultado de sumar dos mitades.  La mitad de bueno que nos consideran nuestros amigos sumada a la mitad de malo que argumentan nuestros adversarios.

Los “triunfadores” siempre llevan en su equipaje a la envidia como inseparable compañera.  Los que logran destacar sin “padrinos” y tan solo gracias a su propio esfuerzo (algo que en este país es bastante complicado) paralelamente siempre necesitan hacerse perdonar. Si eres un “donnadie” tienes asegurada una cierta benevolencia con tus errores y desatinos. 

Entran en tu vida sin invitarlos a entrar para ver que aspectos nos les cuadra o que merece ser desactivado y mejorado. Se niegan a considerarse imperfectos y eso, inevitablemente, los deshumaniza.

En esto no hay ni existe término medio. Con el paso de los años o te vuelves un irredento cascarrabias o terminas portando la bandera de la tolerancia y el respeto.  Afortunadamente creo estar instalado en lo segundo pero aveces me dan ínfulas de lo primero y cada día rehúyo “debates” o polémicas que considero estériles y poco o nada productivas.  

No vendo nada a los demás (proselitismo político, social  y/o cultural)  ni compro nada que no necesite mi cuerpo o mi espíritu (COfFF, COFF) Tengo, como no podría ser de otra forma, mi manera de pensar, sentir y actuar pero siempre dando por hecho que la verdad es un camino con muchas veredas. El ser un joven  muy visceral y apasionado (¿se puede ser joven sin serlo?).










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Fernando Arellano