mis huellas en la arena

3:34 am.

cada vez más de tarde en tarde me llegan peticiones a través de amigos y conocidos para que colabore con algún artículo en estas revistas que quedan por la red y/o culturales de las pocas que, ya casi están extintas. Me excuso de hacerlo pues todo cuanto tenía (y tengo) que decir solo lo hago (y haré) a través de estos soplos de vida.

Aquí, gracias a Internet y fundamentalmente al impagable apoyo logístico de mi buen amigo Ale Gavia, me siento bastante cómodo y embarcado plenamente en la nave de la libertad, aunque me ha estado cansando puesto que ya me aburren estas guerras internas..

Desde que comenzamos ya son cerca ciento sesenta tópicos en el blog, repasando someramente sobre lo escrito creo que no se me ha olvidado nada fundamental y aquí se quedan plasmados mis inquietudes, sentimientos y desvelos.

No es la primera vez –ni será la última- que comento sobre el silencio que cabe a manos del fraude que utilizo para enriquecer los textos y que son espectaculares. Configuran junto con lo escrito un “corpus” inseparable y que nos demuestra que con pocos y buenos mimbres también se puede hacer un buen cesto.

El día que por imperativos de la vida se termine esta hermosa aventura cerraré definitivamente esta ilusionante  y fértil etapa de aprendiz de escritor, para pasar a términos mayores.

Y si hay un cambio siempre debe de cambiar para mejorar, no para empeorar.

En estas modestas letras quedarán para siempre cuanto me he atrevido opinar de lo humano y lo vivido. ¿Utilidad o importancia? Sinceramente creo que poca o ninguna. Vamos camino de las 10 mil visitas que, ignorando si son muchas o pocas, a mí me parecen una barbaridad.

Tengo la grata impresión de que este Blog no ha pasado desapercibido  y esa ya es bastante recompensa para mí. Siempre hemos huido (y huiremos) del exabrupto, el fundamentalismo y las descalificaciones personales que siempre terminan por envilecer a quienes las propagan..

Queda tinta en el tintero para emborronar todavía algunos soplos de vida más y en esa grata tarea seguiremos. Pasan los días y con ellos pasamos nosotros. Frágiles barquitos de papel navegando los días de lluvia por entre los canalillos de las azoteas.

Creadores errantes buscando los paraísos perdidos.  Gotas de cera derramadas por los laberintos de la Catedral.  Pisadas en la arena que se pierden cuando amanece el día, se pierden en el basto mar..

pisadas que quedan

huellas en la arena.














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Fernando Arellano